La empresa comunicó al empleado su despido disciplinario mediante carta en la que exponía los hechos que lo motivaban. Según el relato de hechos probados de la sentencia dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, el trabajador, que tenía la categoría profesional de encargado y había sido contratado hacía un año y medio, elevó el tono y gesticuló airadamente cuando dos compañeros se dirigieron a él para quejarse por un trabajo que se les había encomendado. Según la empresa, sus modos fueron violentos, llegando a amenazar con “coger un cuchillo y rajar al que sea”
 
Al día siguiente llamó al gerente y le amenazó con no terminar la tarea que le había sido asignada, a lo que éste le respondió que el trabajo había que concluirlo porque se trataba de un concurso adjudicado con un compromiso de plazo, ya que era para una feria que se celebraba en fechas inminentes. En la carta de despido se especificaba también que llegó a intentar agredir al gerente en un momento en el que portaba en su mano un destornillador que minutos antes había cogido de su bolso de trabajo.
 
A mayor abundamiento, al día siguiente el empleado no acudió a su puesto. Según la empresa, en fechas previas había solicitado permiso para esa jornada pero se le había denegado la petición debido a la carga de trabajo derivada de la necesidad de cumplir con el plazo de entrega de aquel encargo.